El ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, se ha desplazado tras su paso por la pedanía alhameña de El Berro hasta el municipio de Pliego, donde ha visitado los restos del asentamiento de la cultura argárica de La Almoloya. Junto a él han asistido el delegado del Gobierno en la Región, Diego Conesa, la presidenta de la Asamblea Regional, Rosa Peñalver, la consejera de Turismo y Cultura, Miriam Guardiola, alcaldes de los municipios de la zona, entre ellos Mariola Guevara, de Alhama, además otras autoridades nacionales y regionales, así como el consejero delegado del Grupo Fuertes, José Fuertes.

La Almoloya constituye uno de los yacimientos más importantes del mundo argárico, junto con La Bastida y la Tira del Lienzo, en Totana. Todos ellos excavados por el equipo de la Universidad de Barcelona, cuyo máximo exponente y director principal es Vicente Lull, quien ha conducido la visita esta mañana, en la que también han estado presentes expertos como Rafael Picó y técnicos arqueólogos como Carlos Velasco, Eva Celdrán y María Inés Fregeiro, quienes trabajan en la parte de las tumbas. 

Hablar de La Almoloya es hablar de un fortificado en altura que tiene un control absoluto del territorio, una de las cunas del mundo argárico que se extiende por toda la zona almeriense y levantina hasta la zona alicantina. 

La riqueza de sus tumbas, entre las que destaca la principesca, donde apareció que lo que han denominado "rey y reina", junto con el descubrimiento de una diadema de plata -singular y casi única, de la que solo existen tres en todo el mundo- constituye uno de los principales hallazgos de la gran monumentalidad. 

Tal como describe el profesor Lull, se trata de una administración, de una organización del lugar, donde se puede ver un gran espacio rectangular apoyado con puentes en el centro, que da una dimensión asamblearia, de participación social y de clases sociales. 

Al pie de la tumba principesca han aparecido varias más con gente humilde que ha estado trabajando desde muy pequeña, lo que se interpreta como unos sirvientes casi exclavizados, dentro de esa sociedad inferior. 

Las calles son muy estrechas y existe una complejidad de habitaciones organizadas en manzanas. También se han descubierto algunas de las cisternas que dan la medida del aprovisionamiento de agua para cualquier emplazamiento fortificado en altura. 

Los investigadores han podido documentar estancias enlucidas en las que se están recuperando pinturas simples, también espacios con molinos y piletas, donde en fase de estudio se ha podido comprobar que existían mujeres que se dedicaban al molido de grano, debido a las marcas encontradas en sus rodillas. 

Además del estudio osteológico, los investigadores están tratando de establecer parentescos entre los habitantes del asentamiento a través de su ADN, y las conclusiones a las que están llegando conducen a que existieron individuos que mantenían relaciones extramaritales, con la aparición de restos de hijos que son solo de uno de los miembros de la pareja.

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