Mari Carmen nace en Alhama de Murcia, en una familia en la cuál sus mujeres se revelaron como
empresarias. Quién no ha conocido Tánger y a la Paquita la de Tánger.
En su incipiente juventud tuvo que tomar las riendas de su
vida , las cosas no se le presentaban fáciles pero había que dar un paso al
frente y Mari Carmen decidió estudiar peluquería. Realmente no es que fuera lo
que más le gustara porque en realidad a ella lo que de verdad le atraía era el
maquillaje pero no había unos estudios específicos sobre eso salvo si entraba
en peluquería pues las dos cosas iban unidas.
Una vez terminados los estudios llegó el momento de poner en
práctica lo aprendido y que mejor que poner su propia peluquería, pequeñita
pero buena para empezar y suficiente para generarle una angustia por tener una
responsabilidad no sólo profesional sino
también económica. Pero allí estaba Paquita la de Tánger, su madre,
conocedora del mundo de los negocios le hizo lo que podríamos llamar hoy en día
un planning para saber cuánto habría de trabajar cada día para ir costeando los
gastos de su primera peluquería. Sí la primera, porque después de un tiempo se
trasladó a otro local más grande y expuesto al público por su amplio
escaparate. Mari Carmen ejercía de peluquera total pero sus ganas de crecer la
hicieron interesarse por la decoración, el escaparatismo, a poner atención a
los detalles que a nosotros nos pueden
pasar desapercibidos pero que tan importantes son para la expresión.
Pues desde aquél
primer planning hasta el día de hoy hay un largo camino en el que Mari Carmen
ha ido creciendo y desarrollando su vida
profesional acudiendo a cursos, eventos
del sector, no sólo en España sino también fuera de nuestras fronteras,
siempre estudiando y formándose. También es autodidacta porque su pasión por la
estética la ha hecho interesarse por crear su propio estilo y aprendizaje en el
campo referente a la imagen personal. Podemos decir algo así como que somos
para los demás lo que refleja nuestra imagen.
No es dada a tener
planes a largo plazo sino que prefiere que las cosas se vayan presentando de
forma natural eso sí, trabajando siempre en la idea o la oportunidad que se le
ha presentado.
De sus participaciones en eventos de su especialidad ha
ganado premios pero no sólo se trata de ganar, es estar ahí para apoyar y
arropar a los compañeros del gremio que también quieren dar a conocer su
trabajo. Son como una gran familia que se reúnen y a su vez intercambiar
ideas e impresiones.
Ideas e impresiones, eso mismo es lo que dio lugar al
proyecto Flappling Winng. Un movimiento que nace con el objetivo de realzar el
papel de la mujer empresaria y de éxito
en distintos campos de la peluquería profesional y que Mari Carmen forma parte
activa. Pero no sólo es la peluquera, al mismo tiempo es la mujer. Pues esta
mujer es una apasionada con todo lo tenga que ver con el arte en todas sus
formas y expresiones y la arquitectura entra dentro de ese árbol llamado arte.
Digo esto porque Mari Carmen al pasar cada día por el jardín de los Patos la
casa del jardín ejercía en ella una considerable atracción. Una idea y muchas
preguntas empezaron a tomar forma en su cabeza y con ese sueño, porque era un
sueño habitar en esa casa, pensaba en aquello de “ si me tocara la lotería
compraría esa casa”, se llevó a cabo claro, y no fue porque le tocara la
lotería sino tiempo y una alineación de varios elementos los que hicieron que
se materializara la atracción sobre la casa del jardín.
Se trata de una casa protegida por su valor de bien interés
cultural lo que significa que se tiene que respetar el inmueble por una serie
de características. Mari Carmen transformó el interior de la primera planta
cuidando de varios elementos primigenios de la casa que la hacen única tratando de que confluyan el ayer con el hoy
sin que pierda su esencia. A Mari Carmen se le había ofrecido ir a Madrid o
Barcelona a montar su negocio pero declinó la oferta. Para ella lo más
importante es el trato y exclusividad que se la da a las personas que se ponen
en sus manos, a gran escala sería
impersonal y carente de sensibilidad.
La sensibilidad que
ofrece la casa del jardín, no sólo es a nivel de profesional de la peluquería
sino que hay corazón. Su casa está abierta para todos aquellos que dedicándose
al mundo del arte en cualquiera de sus facetas no tengan un espacio y lugar en
los que exponer sus trabajos. A Mari Carmen le gusta dar su apoyo a los que
empiezan y también a los que están establecidos.
Como ella misma,
interesada en buscar la historia de la casa del jardín, de sus últimos
moradores y testigos del devenir del tiempo en Alhama de Murcia. Con la ayuda
necesaria la historia dio lugar a un
pequeño libro en el que se refleja un pedazo de aquel tiempo, de la sociedad y
de la vida de la familia García Díaz, con una referencia especial a Josefa García, última habitante de esas
habitaciones en las que ya no quedaban risas, travesuras, gritos y llantos,
sólo quedaba una casa grande y vacía pero que para ella era toda en sí un
recuerdo continuo.
Mari Carmen se siente muy cercana a Josefa García, mujer
generosa, altruista y que era feliz haciendo feliz a los demás. Puede que el
espíritu de doña Josefa haya impregnado la casa del jardín porque he aquí que
para Mari Carmen lo más importante es hacer feliz a los demás y así lo es ella
también.
Mari Carmen que de no
haber sido peluquera le habría gustado ser cantante de ópera, le gusta todo lo
vintage, desde coleccionar platos a objetos antiguos, le gusta la música, el cine, la pintura, todo lo que tenga que ver con el arte...
además se implica en las diversas
actividades que se generan a lo largo del año en Alhama, incluso puede hacer de
la llegada de la luna llena una fiesta o cosas así que para nosotros ni se nos
pasa por la mente una idea igual. ¿He dicho que también es amante de la luna? Pues ahí lo dejo.
Y como el tiempo apremia decir que en este momento el plan a
corto plazo de Mari Carmen es hacer un
buen pregón y portarse como una buena pregonera para todos los alhameños. Pues
que así sea y ojalá que en un futuro
alguien escriba nuestra historia
cuando ya nos hayamos ido y dejemos las calles silenciosas y vacías.
Para terminar cito textualmente la frase de la contraportada
del libro sobre la casa del jardín:
In memorian:
“Felices los pueblos que saben celebrar las glorias de sus
hijos.”