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Tradición y música en el pregón de Navidad de José Antonio Ayala

22/12/2019 1022

José Antonio Ayala, director de la escuela municipal de música de Alhama de Murcia ha sido el pregonero de la #Navidad2019 en el municipio. El acto que se iniciaba pasadas las 20:30 h. en una iglesia de San Lázaro abarrotada y previo al concierto de Navidad de este año que ha contado con la banda y coro de la Agrupación Musical de Alhama y el coro de niños de la escuela de música. 

Celia Cánovas, presidenta del coro de la Agrupación Musical era la encargada de presentar al pregonero de la Navidad alhameña 2019, y lo hacía recordando que cada año este conjunto vocal se encargan de elegir esa figura. Ha descrito a Ayala como "alhameño de presencia y de corazón, sin el cual no se entiende la Navidad en Alhama".  De él también ha destacado "su calidad humana", poniendo en valor su condición de "trabajador incansable", para quien su labor "no ha sido una obligación sino una devoción", formando a "generaciones de músicos". 

Ayala cedió el testigo de la banda titular el pasado mes de marzo al director alhameño Raúl López. El 24 de noviembre esta formación se alzaba con el XXIX Certamen Nacional de Bandas de Música 'Ciudad de Murcia'.

López ha sido el encargado de dirigir este año a la banda, coro de adultos y coro infantil de la escuela de música, en un concierto dividido en dos partes: la primera, solo instrumental, y la segunda con las voces de más 100 niños y una treintena de componentes del coro de la Agrupación Musical, encabezado por su director José Bermejo, cuando se cumple el XX aniversario de esta formación, desde que comenzara su andadura en abril de 1999.


Pregón de Navidad 2019. José Antonio Ayala García

"Sra. alcaldesa del Excmo. Ayuntamiento de Alhama, Párrocos de la iglesia de San Lázaro y de la iglesia de la Concepción, concejales, familiares, amigos, señoras y señores buenas noches.   

Para comenzar quiero expresar mi más sincera gratitud al Coro de la Agrupación Musical de Alhama por elegirme para pregonar la Navidad. Cuando Celia me llamó para decirme que quería hablar conmigo, pensé que era algún tema relacionado con la preparación del concierto de Navidad del coro y la banda. Mi sorpresa fue cuando me comunicó que habían acordado que fuese yo quién pregonara la Navidad de este año.

Al principio, mi reacción fue un poco negativa: en primer lugar, debido al poco tiempo que dispongo y la cantidad de trabajo que siempre se me acumula en estas fechas con la dirección y docencia de la Escuela de Música; y en segundo lugar, debido a que preparar un pregón que este a la altura del acto conlleva una gran responsabilidad.

Celia me dijo: piénsatelo y después hablamos… Pero sabiendo que el Coro cumple su vigésimo aniversario y que en el concierto actuaría conjuntamente con la Banda de la Agrupación Musical, no podía negarme. Muchas gracias por pensar en mí.

La Navidad es una época que se caracteriza por el encuentro de familiares, amigos y seres queridos. Las familias se reúnen y celebran los días más importantes de estas fiestas: Noche Buena, Navidad, Noche Vieja, Año Nuevo y Reyes.

Las fiestas comienzan el 22 de diciembre, día en el que dan inicio las vacaciones de Navidad y se celebra el sorteo de la lotería, de gran tradición en España. Recuerdo cariñosamente cuando, en mi niñez, escuchaba en la radio a los niños del colegio de San Ildefonso cantando los números y premios del sorteo. Creo que, siendo la moneda la peseta, todo poseía un encanto que se ha perdido con la llegada del euro. Aunque hay algo que sigue siendo igual, a pesar del cambio de moneda, y es que una vez acabado el sorteo comienza el día de la salud. Día en el que todos decimos lo mismo: no nos ha tocado la lotería, pero lo importante es tener salud.

Cuando hablamos de la Navidad, la mayoría nos remontamos a nuestra infancia. Y comienzan a fluir imágenes de alegría, anécdotas, travesuras…. Quiero comenzar contándoles mis recuerdos de la Navidad de mi niñez con mis padres y hermanos.

Hoy en día la Navidad es tiempo de gran actividad comercial, intercambio de regalos, comidas de empresa, calles iluminadas con luces de colores, escaparates llenos de regalos, adornos navideños, juguetes…. En mi infancia se vivía todo de forma muy diferente: recuerdo ir con mi madre a comprar los ingredientes para hacer los dulces típicos de pascua. También recuerdo a mi padre partiendo y moliendo las almendras y a mi madre haciendo las masas de los cordiales, mantecados, liados, alfajores y las típicas tortas de pascua, la casa se inundaba de aromas que te recordaban que la Navidad ya había llegado. Mis hermanos y yo éramos los encargados de llevar las llandas de los dulces elaborados al horno y aprovechábamos el tiempo de cocción para juntarnos con los amigos que también esperaban sus dulces, y jugar a la pelota, cuando volvíamos con los dulces cocidos siempre desaparecía alguno por el camino y os puedo asegurar que al suelo no se caían.

También eran entrañables las cenas de Nochebuena, cenas muy variadas y copiosas en las que comíamos alimentos que durante el resto del año no solíamos disfrutar, en las que no faltaban el pavo, el turrón y los dulces navideños. En estas cenas nos juntábamos con mis tíos y primos en casa de mis abuelos, mientras los mayores preparaban la cena, todos los primos jugábamos, aunque siempre acababa alguno castigado por hacer alguna travesura. Al terminar la cena, como nuestra familia siempre ha tenido mucha tradición musical, no faltaban los villancicos y canciones populares de pascua. Después, equipados con el abrigo, los guantes y la bufanda íbamos todos a la misa del gallo. 

El día de Nacimiento solíamos ir al centro del pueblo, para ver las distintas peñas haciendo sus pasacalles y trasladándose de una casa a otra a pedir el aguinaldo. 

Ya en la adolescencia comencé a vivir la Navidad de forma diferente, siguiendo con la tradición musical que desde pequeño he vivido. Con 12 o 13 años, formamos varios amigos de la infancia la típica peña habitual en las Navidades de Totana. El grupo estaba formado por guitarras, laudes, percusión, mi hermano Ceferino con el clarinete y yo con el saxofón. En nuestra primera actuación, todos tuvimos una experiencia muy gratificante, lo que hizo que, afortunadamente, la peña se mantuviera durante muchos años. Siempre nos solíamos reunir dos o tres meses antes de la Navidad, para aportar ideas y ampliar el repertorio de canciones que estrenábamos cada año, en la que siempre preparábamos alguna canción que en esas fechas estaba de actualidad. Por lo que, a pesar de que en aquellos años la publicidad de los centros comerciales no se adelantaba tanto como ahora, nosotros comenzábamos a vivir el ambiente navideño con mucha antelación.

Cuando comencé a vivir la Navidad de forma profesional fue por en el año 1984, comenzamos los conciertos de Navidad con la Banda de la Agrupación Musical con un formato diferente al que se hace actualmente. En 1988 por primera vez la Banda actuó conjuntamente con un coro que se creó puntualmente para la ocasión. La experiencia fue muy buena, lo que hizo que esta colaboración se repitiera en alguna ocasión más. Gracias a la inquietud de muchas de las personas que formaron aquel primer coro y a la ilusión de que el proyecto saliera adelante, se pudieron asentar las bases para la constitución del actual Coro de la Agrupación Musical, que precisamente este año celebra su vigésimo aniversario. 

Para mí, la preparación de la Navidad es sinónimo de mucho trabajo, ya que, una vez terminados los conciertos de Santa Cecilia, en menos de un mes hay que preparar y organizar el concierto de Navidad, preparar los exámenes, corregir, calificar, repartir las notas…. La verdad es que siempre lo hago todo con mucha ilusión, y sobre todo, teniendo en mente el objetivo de organizar un gran concierto.

En el año 2000 decidí cambiar la estructura de los conciertos, creando un coro con los alumnos de lenguaje musical. Esto, además de hacer que se acostumbraran a actuar en público y a hacer música en conjunto, también les servía para mejorar su entonación. Pero esto también tenía su pequeña complicación, pues suponía tener que dirigir a un coro que a veces superaba los 120 coralistas, con edades entre 8 y 14 años, y a una Banda de 55 a 60 músicos. Me vienen a la mente numerosos ensayos cargados de anécdotas, que, además, debían ser lo más ágiles posible, porque los más pequeños a veces casi se dormían... Por otra parte, y conociendo ya a los alumnos más revoltosos, siempre intentaba ubicarlos en lugares donde pudieran estar más controlados para que así no revolucionaran demasiado los ensayos. El otro gran reto que tenía todos los años era que todos los alumnos se aprendieran de memoria la letra de los 8 villancicos que llevábamos en el programa, para que, de este modo, la atención hacia mí fuera mayor. La verdad es que eso era lo que más costaba...Especialmente a los más pequeños. Una vez acabado el concierto, lo mejor era ver la cara de satisfacción de todos los niños, que habían conseguido emocionarnos tanto a mí como a todo el público asistente, que premiaban con fuertes aplausos ese concierto tan especial que acababan de escuchar. Una mención especial merece José Antonio Gómez, que siempre se las tenía que ver con todos los niños para el típico reparto de las bolsas de chucherías que se les entregaban al término del concierto.

Y para los músicos, se organizaba una cena, en la que eran famosos entre otras cosas los asados que todos los años nos preparaba José Antonio Gómez y en la que no faltaba al final, las risas y diversión con el amigo invisible.

Comenzamos este proyecto en el año 2000 y ya llevamos 19 años realizando estos conciertos, que afortunadamente, se han convertido en un referente dentro de las actividades culturales de la Navidad de Alhama, y en los que tenemos la ocasión de disfrutar de la actuación de más de 160 artistas en este marco incomparable, como es la Iglesia de San Lázaro.

En mi vida privada siempre he vivido la navidad de forma muy familiar con mi esposa Mª Dolores y mis hijos José Antonio y Javier, junto con los abuelos y hermanos. Decoramos la casa con adornos navideños, el árbol y el nacimiento.

Mª Dolores y yo vivimos un día de Reyes muy especial, fue el año que nació nuestro hijo mayor. Tras ver la cabalgata nos fuimos al hospital y esa misma mañana nació José Antonio.

Siempre hemos intentado crear un buen ambiente navideño para nuestros hijos, comenzando con la cena de Noche Buena, la visita a los familiares, la cena de Noche Vieja y sobre todo la preparación de la venida de los Reyes Magos, que era lo que más ilusión les hacía. Primero escribiendo la carta, y después llevándosela a los Reyes que recibían a todos los niños con esa cara de alegría y su carta en la mano para entregársela, el tiempo de espera se hacía interminable por las colas que se formaban y la impaciencia de los niños por querer entregar su carta lo antes posible a su Rey favorito. La noche de Reyes después de ver la cabalgata, había que acostarse temprano para que los Reyes pudieran pasar a dejar los regalos, no sin antes poner los zapatos en la puerta de la habitación. Después llenábamos un cubo con agua y lo poníamos en el balcón para que los sedientos camellos pudieran beber, y una bandeja de dulces navideños para tener contentos a los Reyes y que así dejaran muchos regalos. Mª Dolores y yo disfrutábamos tanto como nuestros hijos con todos estos preparativos y sobre todo viendo la cara de felicidad y sorpresa que tenían a la mañana siguiente.

Quiero tener un recuerdo para todas esas personas, familiares, amigos… que ya no están entre nosotros. También deseo que estas fiestas de Navidad sean las más agradables posibles para todas esas personas necesitadas de cariño, los que sufren por una enfermedad, los que no tienen trabajo ni un hogar donde cobijarse. Espero que el próximo año, a punto de llegar, sea generoso y nos ayude a cumplir todos nuestros deseos y que haya paz en el mundo.  Y por supuesto a todos, Feliz Navidad.

Muchas gracias".

José Antonio Ayala García - 21 de diciembre de 2019

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