El más pequeño de nuestros halcones fue, hasta mediados del pasado siglo, un habitante frecuente de torres, cortijos, casonas, palacios y castillos situados en regiones dedicadas a la agricultura y la ganadería extensivas, en las que podía encontrar abundantes invertebrados con los que alimentarse. Las transformaciones sufridas por el campo español en las últimas décadas mermaron su hábitat y ocasionaron un acusado declive, aunque en los últimos años la situación de la especie parece haberse estabilizado tras verse favorecida por numerosas iniciativas y planes de conservación.

Se estima que existen en Europa un máximo de unas 33.000 parejas. La población española, integrada por unas 20.000 parejas, supone, por tanto, una parte muy relevante del contingente europeo.

La población ibérica parece haber mantenido una relativa estabilidad en los últimos 15 años, aunque localmente pueden experimentarse aumentos o disminuciones considerables.

El cernícalo primilla se instala siempre en áreas abiertas: cultivos extensivos, pastizales, zonas esteparias o cualquier entorno de explotación agroganadera tradicional poco intensiva y que posea cierta diversidad ambiental; aunque necesita disponer de construcciones aisladas, pueblos o ciudades donde instalar sus colonias de reproducción. En las regiones de invernada la especie escoge igualmente lugares abiertos, como sabanas y herbazales.

Esta especie es básicamente insectívora. Su dieta se compone de un variado conjunto de medianos y grandes invertebrados, desde escolopendras hasta escarabajos, si bien son los saltamontes, grillos y langostas los que forman el grueso de su alimentación. Ocasionalmente, estos halconcillos —que suelen cazar en grupo— predan sobre pequeños vertebrados, como lagartijas, roedores y pajarillos. Se trata, por tanto, de una especie a conservar por ser un gran aliado de la agricultura en base a su dieta.

En la época de cría, el cernícalo primilla prefiere establecerse en colonias. Normalmente, estas agrupaciones se instalan en construcciones de todo tipo, desde edificaciones agrícolas hasta grandes edificios históricos. Las colonias asentadas en cortados, el emplazamiento que debió de usar la especie antes de asociarse al hombre, son actualmente muy escasas.

La especie muestra hábitos trogloditas en el momento de ubicar el nido — formado por una ligera depresión sin aporte de material—, para lo que selecciona cavidades bajo las tejas, grietas, mechinales y, en general, cualquier tipo de oquedad que pueda encontrar en un viejo edificio.

La principal amenaza para la especie radica en la pérdida de su hábitat de alimentación, tanto en las inmediaciones de las áreas de cría como en las zonas de dispersión. Factores como la intensificación de las explotaciones agrícolas, los cambios de cultivo, el abandono de tierras o la urbanización de las áreas periurbanas son muy negativos para esta rapaz insectívora. A esto se une el uso masivo de productos químicos en el campo, con la consiguiente pérdida de recursos alimenticios y la posible intoxicación de las aves.

Por otro lado, su tendencia a anidar en edificios antiguos —expuestos a restauración, derribo o ruina— puede provocarles trastornos durante la estación reproductora o incluso la pérdida de su hábitat de nidificación.  Se han acometido diversas actuaciones para frenar el declive del cernícalo primilla, como proyectos de reintroducción, cría en cautividad, proyectos LIFE, campañas de recogida y cría de pollos caídos de nidos, planes de conservación, instalación de nidales artificiales, investigación avanzada y elaboración de manuales de gestión de la especie.

El primilla se incluye en el Libro Rojo de las Aves de España con la categoría de “Vulnerable” y aparece clasificado como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. A nivel regional, se encuentra incluido en el Libro Rojo de los Vertebrados de la Región de Murcia como “en peligro crítico”.

Saladares del Guadalentín es un Espacio Natural de carácter estepario. En esto es determinante su orografía, asentada sobre un amplio valle fluvial formado por terrenos prácticamente llanos o incluso endorreicos (sin salida de aguas). La proximidad de la capa freática y ese carácter endorreico, generan acumulaciones de sales en los suelos. Ello favorece el desarrollo de una vegetación de bajo porte formada por especies típicas del saladar, la que junto a las zonas agrícolas de secano circundantes le confieren dicho carácter estepario. Por ello, su fauna ornítica está formada por aves típicas de estos medios, siendo el cernícalo primilla una de las presentes en este espacio natural. El conjunto de valores ambientales de este territorio, valores a menudo ocultos pues carece de, por ejemplo, grandes bosques, le ha hecho merecedor de hasta 4 figuras de protección ambiental diferentes: Paisaje Protegido, Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Área de Protección de la Fauna Silvestre (APFS).

Sin embargo, aunque la población murciana de cernícalo primilla se mantiene estable o en aumento, tanto los cambios en la agricultura de la zona, como la pérdida de zonas de nidificación por derrumbe de tejados de casas antiguas, o el arreglo de dichos tejados con técnicas más modernas, han hecho que la población de esta especie en Saladares del Guadalentín haya disminuido bastante en los últimos años.

Por ello, se considera un paso importante en la conservación de esta especie, la construcción de este primillar para su conservación mediante el incremento de espacios adecuados para la reproducción. Algo que repercutirá positivamente no sólo en el municipio de Alhama, sino también en todo el valle del Guadalentín.

Desde el año 2008 Meles está realizando actividades de voluntariado en el Parque Regional de Sierra Espuña y su entorno, continuando con el Programa de Voluntariado Ambiental en Espacios Naturales de la Región de Murcia, cuyo ámbito abarca el Parque de “Sierra Espuña”, los Saladares del Guadalentín y demás espacios naturales del municipio de Alhama.

La asociación Meles, tal como reflejan sus estatutos, tiene como finalidad fundamental la Conservación de la Naturaleza y la Custodia del Territorio. La custodia del territorio es un conjunto de herramientas cuyo objetivo es el de conservar la naturaleza, el paisaje y el patrimonio cultural, con las cuales se establece una relación de colaboración voluntaria entre el propietario y la asociación. En este caso la asociación Meles ha firmado con el Ayuntamiento de Alhama de Murcia un acuerdo de Custodia del Territorio en parte de las fincas que éste tiene en propiedad en el paraje de la Alcanara, situada en los Saladares del Guadalentín. De este modo se avanza también en la conservación de estos espacios protegidos a través de la implicación del tejido social y de la participación de los ciudadanos que lo integran o siguen.

Este proyecto tiene entre sus objetivos formar e involucrar a los voluntarios en la gestión de los espacios naturales definiendo las bases para una participación activa. Una de las actuaciones llevadas a cabo en el marco del proyecto es el seguimiento de las especies de aves de los Saladares del Guadalentín y acciones de mejora y conservación de hábitats.

Acciones basadas en labores de mantenimiento de parcelas de cultivo tradicional de secano, mejora de hábitats de cría para especies esteparias, eliminación de especies alóctonas y plantación de especies autóctonas, así como otras actuaciones de educación ambiental.

Con la creación de un primillar en la finca de la Alcanara ayudamos a la mejora del hábitat de cría del cernícalo primilla y cumplimos uno de los objetivos del futuro plan de recuperación y conservación de aves esteparias de la Región de Murcia, que actualmente está en proceso de aprobación. Con esta acción favorecemos a la población de cernícalo primilla de la ZEPA Saladares del Guadalentín, donde en los últimos años ha tenido entre 3 y 7 parejas.