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La Feria

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La Feria

Las primeras noticias de la celebración de fiestas en Alhama de Murcia, se remontan al año 1558, cuando en una reunión del Concejo los vecinos de la villa juraron guardar la festividad de San Lázaro (17 de diciembre), como Patrón de la localidad.

Aunque no se tienen más detalles de aquellas celebraciones, se suponen que las mismas se hacían de una manera eminentemente religiosa, aunque es también probable que los vecinos celebrasen la fiesta del Patrón con otro tipo de actos que acompañaran a la misa con sermón del día 17 de diciembre y a alguna otra función religiosa en la víspera.

En el libro de fábrica que va del año 1851 hasta 1892, se registra un gasto de 60 reales en el primero de esos años, incrementándose paulatinamente, hasta alcanzar los 150 reales en 1892, cantidades que variaban según los fondos de que disponía la parroquia.

Indudablemente, las fiestas del Patrón, San Lázaro Obispo, eran en aquellos años las más importantes del municipio, aunque en octubre, el día 7, se celebraban actos de menor importancia en honor a la Patrona, la Virgen del Rosario.

Ya en la segunda mitad del siglo XIX, el Ayuntamiento comenzó a sufragar los gastos ocasionados por las funciones religiosas, que se celebraban en honor a la Virgen del Rosario, llegando a tener tal suntuosidad y solemnidad las novenas y misas en su honor, que a partir de 1887, los gastos que el Ayuntamiento pagaba era de 140 pesetas anuales, superando en cuatro veces lo que la iglesia gastaba en la celebración de la fiesta de San Lázaro, a pesar de que esas últimas fiestas eran las oficiales de la población y acompañarse de otros actos lúdicos.

El Ayuntamiento de la población, en el año 1895, acordó cambiar las fiestas de diciembre a octubre, siendo este el origen de la Feria y Fiestas en honor a Nuestra Patrona, la Virgen del Rosario.

El día 18 de septiembre de 1895, en la sesión que celebró el Ayuntamiento, el alcalde propuso:

"Que con motivo de las próximas fiestas cívico-religiosas de Nuestra Señora de María Santísima del Rosario que han de celebrarse en esta localidad, llama la atención a la Corporación sobre la conveniencia de establecer a la vez feria, no solo en el presente año, sino en los sucesivos, en los días del 1 al 7 inclusive del mes de octubre, no solo para darle mayor esplendor, sino también para que la población obtenga los beneficios que aquellas proporcionan donde existen, y que en esta localidad han de ser de mayores resultados atendiendo a que en dichas épocas es cuando hay más afluencia de forasteros en el establecimiento balneario de la misma, con lo cual se protegerán los intereses comerciales de este decaído pueblo. El Ayuntamiento en su vista y usando de las facultades que le concede el art. 72 de la Ley Municipal, por unanimidad así lo acuerda, designando la calle de los Olmos o Paseo de las Acacias, 12 (actualmente calle de La Feria1), el sitio para la colocación de las casetas para los puestos públicos de ventas y la Plaza de la Concepción y Camino Viejo del Ral para toda clase de ganado y que se anuncie oportunamente el programa de festejos redactado por la comisión del ramo ".

En la misma sesión se autorizó al alcalde para la instalación de las casetas que sirvieran para la instalación de puestos públicos en esa feria de 1895, pasando el gasto ocasionado al capítulo de imprevistos del Presupuesto Municipal. En los años siguientes se continuó autorizando al alcalde para que realizase los gastos necesarios.

Como dato curioso señalaremos que en los 10 años siguientes el Ayuntamiento consignó una partida de 700 pesetas para gastos de la feria, saliendo unos días antes de las fiestas, la Comisión de Festejos por las casas del pueblo, haciendo una colecta, para sufragar los gastos que se originasen, pagando el Ayuntamiento la diferencia que hubiese, llegando algunos años, como sucedió en 1897, la cantidad de 407,87 pesetas. A estos gastos había que añadir las 140 pesetas que se pagaban a la iglesia por los actos religiosos.

Se empezó a llamar Feria y Fiestas a partir de 1906, titulándose entonces Feria y Fiestas en honor de Nuestra Señora del Rosario y San Francisco.

Ese año de 1906, la colecta popular alcanzó la cantidad de 803,70 y los gastos superaron las 1.100 pesetas, teniendo por tanto el Ayuntamiento que pagar la diferencia. Al año siguiente, 1907, las fiestas fueron tan espléndidas, que el Ayuntamiento no tuvo que pagar ni una peseta, ya que la colecta de los vecinos fue muy generosa. Claro que ese año se utilizó la luz eléctrica para iluminar por primera vez la calle de La Feria.

En años sucesivos se unieron a la Comisión de Fiestas, los tres sacerdotes de la localidad y los alcaldes pedáneos.

En la Feria de 1912, la lluvia fue la protagonista, pidiendo los feriantes al Ayuntamiento que prorrogara unos días más las fiestas, petición a la que accedió el Ayuntamiento, teniendo este que negociar con la empresa Eléctrica Alhameña el suministro de fluido eléctrico para esos días, por un precio de 25 pesetas.

Durante todos estos años los festejos que se programaban diferían muy poco de un año a otro: fuegos artificiales el día de la Patrona, conciertos musicales por alguna banda de música, cucaña, procesiones, etc.

El presupuesto de las fiestas continuó siendo siempre el mismo en los años siguientes.

En 1918, las fiestas se suspendieron por la epidemia de gripe que hubo en todo el país, destinándose los fondos previstos para la feria, para ayudar a las disposiciones de prevención y socorro que adoptó la Junta de Sanidad. En 1921, fueron suspendidas nuevamente a causa de la Guerra de Africa.

En la memoria de la gente quedaron las fiestas del año 1930, cuando el Regimiento de España, estuvo en Alhama, camino de Mula, adonde iba a hacer maniobras. Ese año destacaron los conciertos de la banda de música, las funciones religiosas en honor de la Virgen del Rosario y San Francisco, un partido de fútbol, donde el equipo local ganó al Albacete por cinco goles a cero o unas vaquillas que se sacrificaron y se sirvieron a la brasa.

En los años de la República continuaron celebrándose las fiestas, aumentando el presupuesto de las mismas.

Las fiestas se suspendieron durante los años de la Guerra Civil, reanudándose a la terminación de la misma, con poca diferencia en cuanto a programación con años anteriores, continuando de este modo y languideciendo durante mucho tiempo, hasta la llegada de los años setenta y ochenta, que volvieron a tomar nuevos aires y cambiaron su ubicación, dejando la calle de La Feria y centrando los festejos en la Avda. de la Constitución y plaza del mismo nombre, así como en el Parque de la Cubana y zonas limítrofes.
Con la incorporación de los jóvenes a las fiestas, ha ido cambiando el sentido de las mismas. En la actualidad las distintas peñas festivas de la localidad montan sus carpas y participan en los diversos actos programados, sobre todo en el desfile de carrozas; las cofradías de Semana Santa, ponen la nota gastronómica, al instalar diversos chiringuitos, celebrándose diversos conciertos y distintas manifestaciones músico culturales en las que participan todos los colectivos de la población.

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