Un acercamiento a la geología de Alhama
Así de cierto es. La inmensa mayoría del término municipal de Alhama se asienta sobre rocas sedimentarias procedentes de los diferentes procesos erosivos y movimientos tectónicos que se han dado sobre esta zona del planeta a lo largo de millones de años. Tan sólo Carrascoy, algunas zonas de Sierra Espuña y pequeños enclaves en los alrededores del Cerro del Castillo, presentan sustratos con rocas metamórficas. Y en cuanto a rocas de origen volcánico apenas si existen en nuestro municipio; sólo están presentes en unos pocos afloramientos ubicados en la vertiente sur de la Sierra de Carrascoy, muy alterados en la actualidad pues están dedicados a la extracción de áridos.
Los expertos dicen que nuestro municipio se sitúa en el ámbito de las Cordilleras Béticas, en una zona geológica llamada también Bética. Pero, ¿qué quiere decir todo ésto? Simplemente, que estamos en una parte de un gran conjunto de montañas y valles que, desde el Norte de África y Gibraltar y hasta las Baleares, se formaron básicamente en la orogenia Alpina, hace unos 130 millones de años. Durante unos cuantos millones de años, lo que entonces era el continente africano y lo que ya estaba formado del euroasiático, se aproximaron tanto que provocaron un gran número de plegamientos y fallas. Así se formaron los Pirineos, las Depresiones del Ebro y del Guadalquivir y, más al sur, Sierra Nevada. Así se formaron, en suma, las Cordilleras Béticas, dentro de las cuales estaban y están buena parte de las montañas murcianas. Luego, durante otros cuantos millones más de años, el mar entró y salió varias veces inundando valles y planicies, llegando, incluso, a convertir las cumbres de Carrascoy y Espuña en pequeñas islas. ¿Os lo imagináis?
Son precisamente estas sierras las dos principales representantes que hay en nuestro municipio de aquella época de formación de montañas. La primera, Carrascoy (1.066 m.s.m.), pertenece básicamente a lo que los geólogos llaman Complejos Alpujárride y Ballabona-Cucharón. Se caracterizan por la abundancia de rocas metamórficas como cuarcitas, filitas y micaesquistos, estas dos últimas de colores verdes, grisáceos o negros. Carrascoy se extiende hacia el Noreste como una formación estrecha y alargada, de más baja altitud, donde la composición geológica se enriquece con la presencia de margas, areniscas y arcillas. Son de gran singularidad los afloramientos de rocas ígneas de la vertiente sur de la Sierra, entre los términos municipales de Alhama y Fuente Álamo. En el primer caso ocupan cotas medias y bajas de la Sierra en las proximidades de Fuente Aledo. A estas rocas se las conoce como metabasitas en el argot geológico y como pórfidos en el comercial.
Por el contrario, Sierra Espuña (1.585 m.s.m.) pertenece principalmente al llamado Complejo Maláguide, en este caso caracterizado por la abundancia de calizas, dolomías, conglomerados y areniscas. Estos materiales, sobre todo los de las zonas Central y Norte, son de épocas más modernas que los de la Sur o la Sierra de Carrascoy.
De más reciente formación geológica (¡tan sólo 10 ó 12 millones de años!) son el conjunto de conglomerados, areniscas y margas que constituyen la Sierra de La Muela (631 m.s.m.), o los conglomerados y brechas que masivamente forman el Cerro del Castillo (325 m.s.m.). Y aún más recientes (unos 8 millones de años) son las margas de color gris azulado y los yesos que afloran en los Barrancos de Gebas.
La presencia de zonas ricas en conglomerados como las que, por ejemplo, se dan en buena parte de la vertiente este de Sierra Espuña, demuestran, junto con la presencia de fósiles marinos, que antiguamente estuvieron sumergidas bajo el mar y tenían próxima la costa.
Por último, nos quedan los materiales sedimentarios que cubren el Valle del Guadalentín. Son los más modernos de todos y están básicamente formados por gravas, arenas y limos, que en algunos casos alcanzan una potencia superior a los 500 metros de profundidad. Son de origen continental, resultado inequívoco de los continuos procesos erosivos que se producen desde hace miles de años en los relieves que conforman la cuenca del Guadalentín. Este gran valle, denominado por los geólogos como Depresión del Guadalentín, está encajado en sus algo más de 100 km. de longitud por una secuencia de montañas de diferente magnitud que en la zona de Alhama presentan una singularidad: la delimitación en profundidad por dos grandes accidentes tectónicos conocidos como Falla de Alhama, la cual separa las unidades geológicas de Sierra Espuña y La Muela de las del valle, y Falla de Carrascoy, que delimita ahora el valle de los complejos sistemas geológicos de la Sierra que da nombre a esta segunda falla.
BIBLIOGRAFÍA:
Descubre Alhama de Murcia
Un paseo por su patrimonio natural y cultural