Aunque el viajero alemán Jerónimo Münzer elogió los baños de Alhama en su visita de octubre de 1494, los baños habían entrado en una fase de declive, tanto en su uso como en las instalaciones, el cual se prolongaría hasta la construcción del gran Hotel Balneario en el año 1848.
En ese año se realizó un edificio de arquitectura ecléctica y clasicista de tres plantas, adaptando las antiguas salas de baño abovedadas y reutilizando de nuevo sus espacios. En el sótano se ubicaron las habitaciones de baño y modernas instalaciones de duchas, baños de vapor, pulverizaciones, alberca general y una piscina pública destinada al baño de los más pobres y separada del complejo privado; otras tres plantas disponían de habitaciones, cocinas, comedores, salón social y todo tipo de lujos y comodidades para los bañistas.
En la segunda mitad del siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX, la modernización de la villa es un hecho y el balneario gozó de una merecida fama que atraía a bañistas de toda España, entre los que destacaron la visita de importantes personalidades de la alta sociedad de la época como el Premio Nobel de Medicina, D. Santiago Ramón y Cajal.
En los años treinta del siglo XX, el esplendor del balneario se verá truncado con la desaparición del manantial y la conversión del edificio en hospital durante la Guerra Civil Española (1936-1939).
En los primeros años cuarenta comenzó un proceso de deterioro y abandono hasta su demolición en el año 1972.