Las ventajas individuales y colectivas de realizar los desplazamientos cotidianos en bicicleta son enormes desde muchos puntos de vista:
• Ecológico. La bicicleta contribuye claramente a un medio ambiente urbano más humano, tranquilo, sano y habitable. Es silenciosa, sólo consume energía humana y no contamina. Además, el medio ambiente a nivel global también se ve beneficiado, porque dejamos de generar una gran cantidad de gases contaminantes y contribuimos, con nuestro esfuerzo y compromiso diarios, a frenar el cambio climático.
• Eficiencia energética. Para desplazarnos en bicicleta consumimos 50 veces menos energía que para hacerlo en coche. Por otro lado, con la energía que se emplea en fabricar un coche se pueden hacer de 70 a 100 bicicletas.
• Económico. Una bicicleta está al alcance de cualquiera. Incluso teniendo la posibilidad de alquiler o préstamo en muchas ocasiones su uso es aún más sencillo y barato. Los costes de adquisición y mantenimiento de un automóvil son 30-40 veces superiores a los de una bicicleta. La vida útil de una bicicleta (con un mínimo mantenimiento) es varias veces superior a la de un coche.
• Salud. Moverse en bicicleta es un ejercicio de carácter aeróbico (pausado) que recomiendan médicos y cardiólogos. Si convertimos este ejercicio en un hábito nuestra salud mejorará notablemente. La bicicleta, además, no contamina y es silenciosa, con lo cual contribuye a una mejor salud individual y colectiva al mismo tiempo.
• Autonomía. La bicicleta es una buena solución cuando las distancias resultan muy largas para hacerlas a pie. Es barata, accesible, fácil de manejar en todas las edades y muy recomendable para niños (mejora autoestima y autonomía) y mayores (independencia y salud).
• Seguridad. La bicicleta en la ciudad no es un medio de transporte peligroso en sí mismo, ya que no provoca en general grandes daños y contribuye a mejorar la seguridad vial calmando el tráfico. Está demostrado que donde crece el uso de la bicicleta se reduce el número total y la gravedad de los accidentes.
• Rapidez. En distintas comparativas entre medios de transporte realizadas en varias ciudades de nuestro país se ha comprobado que la bicicleta es, junto a la moto, la que menos tarda en desplazamientos “puerta a puerta” no superiores a 5 kilómetros, más del 50% de los desplazamientos urbanos no llegan a estos 5 km.
• Ocupación de espacio. Las bicicletas, tanto en circulación como aparcadas, ocupan un espacio muy inferior al que requieren los coches. La capacidad de una vía ciclista multiplica por 10 la de una vía para automóviles. En una plaza de aparcamiento para un coche podemos estacionar entre 7 y 10 bicicletas.
• Integración social. La bicicleta integra, porque utiliza un ritmo pausado que acerca a las personas, invita al saludo y a la conversación. El coche, al contrario, separa por su velocidad, la contaminación generada (atmosférica y acústica) y el riesgo que entraña para los viandantes y ciclistas urbanos.
• Versatilidad e intermodalidad. La bicicleta es fácilmente transportable (subir a un piso, caminar con ella por un parque) y permite la intermodalidad, es decir, combinar varios medios de transporte: autobús, tren,… Estas dos cualidades se han visto mejoradas enormemente con la aparición de las bicicletas plegables y/o fácilmente desmontables.