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La Muela

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La Muela

Monte Público Sierra de La Muela, la gran atalaya

Está plantada en sitio llano, y ameno, a las faldas de Sierra Espuña, que tiene al Norte, y de un cerro a la trasmontana que la defienden del "ayre" y cierzos…

Fray Pedro Morote
Antigüedades y blasones de la ciudad de Lorca
1741

Un nombre muy bucal… y habitual

No sólo hay muelas en las dentaduras de los mamíferos. Existen otras que pueblan los relieves de los territorios de la ribera mediterránea. Abundan en el Sureste español y de modo genérico solemos llamarlas igual que sus análogos dientes. Hablamos de esas estructuras geomorfológicas muy características de los relieves áridos o semiáridos y que también se llaman “muelas”. Las hay por doquier: en Cartagena (Sierra de La Muela y Cabo Tiñoso), en Moratalla (Sierra de La Muela), en Jumilla (Sierra del Molar) y, por supuesto, en Alhama (también Sierra de La Muela). Tal vez una de las más llamativas de cuantas existen en este rincón peninsular sea el Morrón o la Muela de los Caracoles, una preciosa elevación de 1.553 metros de altitud, muy erosionada por cierto, situada dentro del conjunto montañoso conocido como Sierra del Gigante, justo en el límite entre las provincias de Almería y Murcia. Merece la pena visitarla para comprender la estrecha relación que existe entre las muelas dentales y las muelas montañeras.

Entretanto te decides o no a conocer esa de Almería, te ofrecemos un paseo por la que tenemos aquí al lado, la Sierra de La Muela de Alhama de Murcia. Más que forma de muela aislada parece casi todo un maxilar, pues ni es muy alta (se eleva sobre el nivel del mar 640 metros) y sí, por el contrario, muy alargada y con algunas hendiduras de importancia. A lo largo de sus 6 km. de longitud, por tan sólo unos 2 de anchura, las ramblas que la surcan de alto en bajo por su ladera sur constituyen como tres grandes bloques (molares) que le otorgan ese aspecto. El canal de desagüe que más marca esa característica es la conocida Rambla de Don Diego, que nace en pleno centro de la formación montañosa, a unos 490 metros de altitud, desciende bruscamente por la ladera sur y, tras dividir el casco urbano por la mitad, anega la huerta de Alhama en el paraje de El Ral.

Areniscas y conglomerados por doquier

Si tenemos que describirla geológicamente hay que explicar que se trata de una plataforma de areniscas que se asienta sobre una base margosa, donde abundan los conglomerados.

Un relieve de asombrosas formas

Y si tenemos que hacerlo desde el punto de vista geomorfológico pues hay que empezar diciendo que su relieve no es muy complicado, para luego añadir que está caracterizado por abruptos relieves en la vertiente sur, con importantes cantiles con formaciones erosivas de tipo alveolar de origen eólico y de una singular penillanura paulatinamente abarrancada en la vertiente norte, hasta que aquí conecta con los profundos Barrancos de Gebas. La Sierra carece de valles interiores por lo que el agua de escorrentía es evacuada por pequeños y medianos barrancos en la ladera norte y breves, pero potentes y numerosos, en la sur. Peculiar también de esta ladera sur sea el gran número de pequeñas ramblas que precisamente dan nombre a la zona de Las Ramblillas.

Bosques de repoblación

La distribución de la vegetación está condicionada por la diferencia entre las dos laderas. La orientada al sur, al tener una fuerte inclinación y tratarse de una solana, es muy seca, por lo que la vegetación es más bien escasa y poco densa. El pinar de repoblación que se introdujo en 1974 en esta vertiente se ha desarrollado escasamente (su altura media no supera los 2 metros), además de por esas condiciones un tanto hostiles, por la tecnología que entonces se empleó para la plantación. El matorral autóctono de esta ladera es pobre debido al aterrazamiento, destacando romero, tomillo, esparto, escobilla y otras especies.

Por el contrario, la ladera norte presenta un bosque más desarrollado gracias a las más adecuadas técnicas repobladoras empleadas durante la primera mitad de la década de los años 50 del siglo pasado. Aquí el pinar llega a alcanzar alturas medias de unos 4-5 metros, quedando algunas zonas de matorral y cultivos de almendros y esparto en las cañadas y vaguadas. El matorral es algo más diverso, estando dominado por romero, espino negral, jara y lastón, así como enebro, lentisco, esparraguera, tomillos, zorija, avena silvestre, etc. Este conjunto constituye uno de los hábitats de interés comunitario conocido como matorrales termófilos.

Fauna forestal

Toda esta vegetación permite la existencia de una fauna relativamente diversa, de entre la que podemos destacar mamíferos como musaraña común, ratón de campo, conejo, liebre y zorro. Algún que otro jabalí se deja ver por la zona, así como el arrui o muflón del Atlas. Abundan también pájaros de bosque como carboneros, pinzones y herrerillos; especies típicas de roquedos como el avión roquero y el vencejo real; y en ocasiones se observan algunas rapaces como ratonero común (o busardo ratonero), halcón peregrino, águila calzada y búho real. De vez en cuando se dejan ver algunas bandadas itinerantes de buitre leonado, cada vez más raras por la ausencia de animales muertos abandonados. Entre los reptiles os citamos lagarto ocelado, culebra bastarda y culebra de herradura.

Una montaña de tradición agrícola y ganadera

La Sierra aún ofrece interesantes restos de la vida agrícola y ganadera que, en épocas aún no muy lejanas se desarrolló con intensidad. La existencia de algunas construcciones (casas de labranza, corrales, aljibes, pilones, pedrizas, etc.) y de cultivos de secano (almendro y esparto principalmente), varios ya abandonados, son un buen testimonio de ese pasado en el que la especie humana se sirvió directa e intensamente de los recursos naturales de este entorno. De hecho, esta montaña fue durante siglos la principal fuente de recursos madereros, de caza y de agua para la ciudad de Alhama.

Hasta mediados del siglo XX la sierra fue una gran finca de propiedad privada, principalmente de D. Lázaro García, de quien tomó nombre la casa ubicada en la cabecera de la rambla de Don Diego. Luego pasó a manos del Patrimonio Forestal del Estado.

En la actualidad la Sierra de la Muela es objeto de aprovechamientos bastante distintos a los de hace unos años.  Su uso básico es principalmente forestal, presentando un creciente desarrollo el aprovechamiento recreativo, deportivo y educativo. Caza, senderismo, bicicleta de montaña, parapente e itinerarios educativos son algunas de las actividades más desarrolladas en esta sierra.

Un monte catalogado

Lamentable e inexplicablemente, la Sierra de la Muela se descolgó de la protección que le otorgaba la primera propuesta de Parque Regional de Sierra Espuña, la de 1993. Ello a pesar de que sus casi 1.600 hectáreas de superficie son en su inmensa mayoría monte público, exactamente el número 162 del catálogo. Afortunadamente por esta condición la Ley de Montes establece una protección específica para la Sierra de La Muela, así como también lo hace el Plan General Municipal de Ordenación (PGMO) de Alhama al declararla como suelo no urbanizable protegido por el planeamiento (SNUPP).

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