El taller de prevención de drogas previsto para desarrollar en los centros de secundaria del Municipio de Alhama, tiene entre sus objetivos el trabajo en torno a las actitudes del alumnado hacia el consumo de drogas así como a la difusión de información específica sobre drogas, que pueda contribuir a su prevención.
Para alcanzar este objetivo, este curso escolar 2016/2017, contempla acciones destinadas al conjunto de la comunidad educativa, es decir, se trabajará con jóvenes (de 1º de la ESO de ambos centros); con profesores tutores y con padres y madres.
La persona nace en una familia, y en ella establece sus primeros contactos biológicos y afectivos, dependiendo de ella para su seguridad durante mucho tiempo.
Es en la familia donde se generan hábitos y estilos de vida, transmitiéndose de padres / madres a hijos / as y sirviendo de modelos de conducta referenciales, que estos después reproducirán al formar sus propias familias.
Uno de los grandes descubrimientos de los últimos tiempos, ha sido comprobar que la mayor parte de las enfermedades que causan la muerte prematura, están relacionadas con las formas de vida y los hábitos adquiridos. Esto ha supuesto un gran avance en la prevención de dichas enfermedades, mediante cambios adecuados de comportamiento.
Estudios e investigaciones recientes han puesto en evidencia que los principales factores de riesgo para enfermar, en la actualidad, no son de tipo biológico, sino de carácter psicosocial.
La importancia práctica de estos descubrimientos radica en que sobre los aspectos psicosociales es más fácil actuar, pues estos vienen dados en forma de conductas: actitudes, hábitos, creencias etc. los cuales son susceptibles de ser aprendidos, educados y por tanto modificados. La herramienta para realizar esta modificación es la Educación para la Salud, disciplina en la que quedaría encuadrado este proyecto.
Otorgamos a esta disciplina el papel principal en la prevención de drogodependencias, ya que, aunque necesarias, las medidas normativas que limitan la promoción y venta de drogas, tanto legales (alcohol y tabaco), como ilegales, no serán eficaces mientras los jóvenes desde su libertad individual, sigan demandando su consumo.
Con respecto a las drogas legales (tabaco y alcohol), podemos decir que el verdadero riesgo de estas drogas, está en el uso que culturalmente se ha hecho de ellas, considerándose drogas sociales, íntimamente ligadas a las relaciones sociales, celebraciones, ocio, etc.
Los jóvenes beben y fuman para relacionarse con los demás, para sentirse miembros de un grupo, para salvar las dificultades que conllevan las relaciones interpersonales, para sentirse más seguros.
Es ineludible que el alcohol, está ligado a la mayor parte de las celebraciones, reuniones sociales, al disfrute de la compañía de los demás, a la inspiración y creación, a la celebración de logros y éxitos personales.
Por todo ello, la percepción que el adolescente tiene de las drogas, especialmente del alcohol y el tabaco, es positiva y entiende que son herramientas muy útiles para él/ella, y que pueden facilitarle en gran medida la ardua tarea que tiene por delante: Formar parte del mundo adulto y salir airoso.
Algunos antropólogos hablan del inicio del consumo de drogas por los jóvenes como uno de los “ritos de tránsito” de la sociedad actual.
El problema del consumo de drogas para el adolescente tiene bajo nuestro punto de vista, una doble vertiente:
Por un lado, está íntimamente ligado a la generación de hábitos. Es decir, su consumo suele aparecer ligado a los primeros intentos de relación social, de ejercicio de su propia libertad.
De esta manera, se asocia el consumo a esta actividad y se perpetúa su consumo. Las relaciones sociales del adolescente se inician paralelamente al consumo de drogas, lo que hace de ella, un hábito del que será difícil desprenderse. Los hábitos, describen maneras de actuar, por lo que cuando se forman, pasan al repertorio de conductas de las personas, y terminan siendo realmente difíciles de cambiar.
Son tan de uno, como la forma de vestir, o la manera de caminar. Poner límite al consumo, estableciendo el límite entre el uso y abuso, cuando se convierte en un hábito de vida, es verdaderamente complejo.
Por otro, los efectos y riesgos para la salud y la vida, del consumo de drogas en los jóvenes, está dejando lamentables víctimas en las carreteras, todos los fines de semana.
La vinculación entre el consumo de drogas y los accidentes de tráfico, es una realidad demasiado frecuente.
Lo mismo ocurre con lo que llamamos “consumo temerario” de drogas. La mezcla de sustancias (alcohol, pastillas, cocaína, cannabis, fármacos, etc.), hace del consumo un auténtico peligro. Estas prácticas están cada vez más extendidas, y forman parte de las conversaciones de los jóvenes, por definición, ansiosos de experimentar sensaciones nuevas.
La percepción de las drogas para los jóvenes es algo placentero, no percibe los riesgos y solo aporta beneficios (solo suma, no resta). Su adquisición es muy fácil y aunque con ello transgreda alguna norma familiar, (lo cual no deja de ser un aliciente en estas edades), no arriesga demasiado.
Por otro lado, todas las estadísticas y nuestra propia experiencia, basada en el contacto diario con jóvenes, nos dice que las edades de inicio en el consumo de drogas están bajando sustancialmente.
Nos encontramos con adolescentes de 1º y 2º de la ESO, que ya tienen sus primeros contactos con las drogas (especialmente en estas edades con el alcohol y el tabaco).
A pesar del panorama, no debemos enfocar el programa desde una óptica desfasada y moralista, y llegar a los jóvenes hablando de lo malo que es esto o lo otro; Que no deben consumir; que dentro de x años, verán sus efectos...
Pues el mantenimiento de la salud, no es un valor fundamental en los jóvenes, y nos verán desde lejos y nos rechazarán.
Debemos asumir que la cultura de las drogas está ahí, ignorarlo sería un grave error.
El objetivo es conseguir que como adolescentes y como adultos sean capaces de vivir en un mundo de drogas, sin ser destruidos por ellas. (“Drogas y adolescentes”; Jaime Funes)
Tendremos que trabajar para establecer la convivencia del joven con las drogas, cómo se relaciona con ellas. Evitar en lo posible que comience a relacionar la diversión con algo solo posible con el alcohol, y quizá preocuparnos menos por “el primer canuto.”
Los adolescentes, no tienen preferencia por un tipo de drogas en especial, solo consumen aquellas que más a mano tienen, más de moda están, o les resultan más baratas.
En definitiva, nuestra preocupación debe basarse no solo en la sustancia que se consume, sino en el USO QUE SE HACE DE ELLA.
Nuestra intervención se basará en:
- Poner en tela de juicio, esos valores atribuidos a las sustancias, (la mayoría mitificados y que poco tienen que ver con la realidad): Los aspectos positivos del consumo de drogas son explotados con voracidad por las campañas publicitarias, formando y manteniendo tópicos que los jóvenes defienden. Pero como suele ser habitual, la incitación al consumo de productos en general, no dice siempre toda la verdad, sino que camufla estratégicamente "sus aspecto negativos".
- En hacerles reflexionar si al consumir, realmente ejercen su propia libertad, y si para la consecución de sus objetivos, es realmente necesario las drogas, y tienen y pueden tener, valores personales, potencialidades propias, que no están poniendo en juego (se están infravalorando).
- Aportar información real sobre las diferentes sustancias y las consecuencias que tienen para el consumo. Identificando los mitos e información errónea que manejan y procurando clarificarles conceptos.
- Dotarles de estrategias y competencias personales que les ayuden a manejar la presión de grupo. A definir sus intereses y elecciones, aprendiendo a decir que No a aquello que realmente no quieran hacer.
- Fomentar alternativas para la ocupación del ocio y tiempo libre, las relaciones personales y de amistad, antagónicas con el consumo de drogas. Como puedan ser la práctica deportiva, el asociacionismo, el disfrute de la naturaleza, etc. Nuestro trabajo a través de este programa, será analizar y trabajar todos estos aspectos conjuntamente con los jóvenes, aportándoles información y herramientas en unos casos, en otros potenciando el uso de las suyas propias, para que elijan con mayor criterio, aquello que quieren hacer.
Objetivos del taller:
- Ampliar el concepto de Salud hacia una perspectiva Integral, promocionando hábitos saludables, e incidiendo en la responsabilidad del individual de mantener la propia salud.
- Fomentar una actitud crítica hacia el consumo de drogas en los jóvenes, analizando los tópicos sociales y culturales de las drogas.
- Aportar información real de los efectos del consumo y abuso de las drogas.
- Analizar con los jóvenes, como nos afecta a todos, la presión de grupo, aportando recursos para hacer frente a la misma, (autoestima, confianza en sí mismo, estrategias para decir que NO).
- Potenciar sus recursos personales, para la consecución de sus objetivos: relaciones personales, ligues, pertenencia a un grupo, etc.
- Ofrecer y analizar alternativas para la ocupación del ocio y tiempo libre, sin drogas.
Contenidos a tratar
- Por qué se consumen drogas.
- Qué sabemos de las drogas.
- Cuestionario sobre mitos de las drogas.
- Cómo nos afectan las drogas.
- Cuales son nuestras prácticas en el consumo de drogas y analizar los motivos de esas prácticas.
- Ojo con la publicidad.
- Dinámica de presión de grupo.
- Cómo nos afecta la presión de grupo.
- Proceso de toma de decisiones.
- Prácticas del proceso
- Estilo asertivo. Cómo decir que no. Estrategias.
- Visualización del video: el nuevo reto, la libertad.
- Comentario.
- En qué ocupo mi tiempo libre.
- Qué alternativas existen ahora mismo para mi y mis amigos.
- Telegrama de valoración.
Metodología:
En líneas generales la metodología utilizada con los tres colectivos destinatarios (alumnado, familias y profesorado), será participativa y dinámica, se utilizaran técnicas en relación a la autoestima, habilidades sociales y solución de problemas.
La aplicación de los contenidos de los talleres se realizará con una exposición teórica de las materias a tratar, dando gran protagonismo a los alumnos y alumnas, para que pudieran expresar sus dudas a lo largo de toda la exposición.
Se procurará un ambiente de participación y comunicación por parte de todos, consiguiendo la libre intervención por parte del alumnado, a fin de dar un carácter cercano y participativo a las sesiones, para que los jóvenes puedan sacar el máximo partido al taller.
Tras las exposiciones, se daba pie a los comentarios y expresión de dudas, así como a la realización de debates relacionados con lo trabajado en la sesión para promover la asimilación y el afianzamiento de conductas positivas y hábitos saludables tratados en la exposición.