Rousseau
escribió en el siglo XVIII:
“Hay un libro abierto siempre para todos los
ojos: la naturaleza”.
Rousseau era un mago de la palabra, tanto escrita como hablada, pero también lo era de la observación y muy en especial de la de la naturaleza. De hecho ya en vida era reconocido, además de cómo un gran escritor o un magnífico filósofo, como un espléndido naturalista, especialmente en el campo de la botánica. Su ansia de saber y entender y más aún, de interpretar, le hizo convertir a la naturaleza en una de sus mejores fuentes de conocimiento. Y ese fue su compromiso con ella: aprender de la naturaleza, enseñar a partir de todo lo que contiene. Ya con 65 años manifiesta su pasión por las zonas naturales menos influenciadas por el ser humano y destaca que cada vez quedan menos posibilidades de acceder a lo natural. Incluso va más allá y alienta a todos a conocer y admirar los parajes naturales. Resultan curiosos estos mensajes, máxime cuando los plantea alguien como él a finales del siglo XVIII.
Hoy, bien metidos en el siglo XXI, carecemos ya de muchas de esas grandes zonas naturales que nos acompañaron siglos atrás, algunas hasta hace bien pocas décadas. En muchos casos las hemos cubierto de construcciones o las hemos roturado para cultivar. Y de hecho, muchas zonas de nuestro país arrastran un importante déficit de zonas naturales. Alhama es afortunada en ese sentido y desde la perspectiva del principio, la de cuan valiosa es la naturaleza porque actúa como un sabio “libro abierto siempre para todos los ojos”, no nos queda más remedio que comprometernos con la conservación de lo que tenemos. Hay muchas formas de hacerlo, pero aquí van nuestras propuestas más básicas:
DESDE CASA
- Antes de visitar un espacio natural protegido entérate bien de su normativa general, además de sus regulaciones temporales por los riesgos de incendio forestal o por los peligros para la fauna en sus épocas de reproducción.
- Entérate también de si vas a transitar o instalarte en lugares públicos o privados, especialmente por estos últimos, donde puede ser que necesites un permiso de su propietario.
- Planifica tus salidas a la naturaleza alhameña pensando en que lo que te lleves te lo has de volver a traer a casa.
- Elige materiales reutilizables o reciclables, tanto para visitar la naturaleza como para cualquier otra actividad cotidiana.
- Y en esa línea, usa papel reciclado. No es de pobres, ni de descuidados, sino de personas comprometidas con la conservación de nuestros bosques y el ahorro de agua.
- Consume productos ecológicos y si son locales, mejor. Su coste ambiental es menor y si vienen de esta tierra estarás apoyando la economía local.
- Deja de echar las culpas a todo el mundo de todo lo que pase en la naturaleza. Deja de ser un crítico sin más y pasa a ser un actor de la conservación. Ponte al servicio de la resolución de los problemas ambientales. Colabora con el Ayuntamiento de Alhama, con la Dirección General de Medio Ambiente o con otras organizaciones que se preocupan por la conservación de la naturaleza.
EN LA NATURALEZA
- El fuego es la peor amenaza para nuestra naturaleza. Y evitar usarlo la mejor prevención, incluso en los periodos del año en los que no existe esa limitación.
- Ten en cuenta de que incluso en invierno existe riesgo de incendio forestal.
- Transita por los lugares autorizados, tanto en carreteras y caminos, como por los senderos.
- Ten en cuenta que cada vez que abandonas un camino o un sendero e inicias un atajo también contribuyes a que se abra una brecha de erosión, especialmente en lugares con pendiente. Y en nuestro árido sur mediterráneo un proceso erosivo es muy difícil de corregir. Esto es válido tanto para senderistas como para ciclistas o corredores de montaña; ni que decir tiene que también lo es para los usuarios de vehículos a motor.
- La naturaleza alhameña es un libro abierto (¿lo recuerdas?), pero por la misma razón que a un libro de papel no le arrancas sus hojas no arranques las suyas a la naturaleza. Cada cosa está ahí por algo. Si te la has de llevar, que sea en tu cámara fotográfica.
- La naturaleza está repleta de sonidos, de muchos tipos diferentes de sonidos. Escudriñarlos para identificarlos es un placer. Pero para ello hay que evitar contaminar con ruidos innecesarios. Las puertas de tu coche abiertas y la música a todo trapo no te permiten disfrutar de los sonidos de la naturaleza ni hacen ningún bien a los animales ni a los demás usuarios.
- El mito de la cáscara de naranja absorbido por la naturaleza no es real. Si la tiras en una cumbre allí permanecerá durante varios meses. Nadie se la come, ni la retira.
- Y con respecto al resto de basura, pues igual. Ya sabes que “no es más limpio quien más limpia, sino quien menos ensucia”. Por tanto, no tires nada de lo que te sobre, ni sólido ni líquido. Busca un contenedor o llévatelo a casa.
- ¿Detectas algún comportamiento negativo para la naturaleza que recorres? Pues avisa a los agentes medioambientales, al Seprona o al 112. Puede que tu actuación evite un daño mayor.
- ¿Vas a hacer fotografías? Pues aplícate el decálogo ético del fotógrafo de naturaleza. Uno de los más completos es el de AEFONA (Asociación Española de Fotógrafos de Naturaleza).